Este es un mapa dónde se muestran las principales localidades y ciudades de la isla, las playas, discotecas, carreteras y zonas de interés. Algunos lugares que ahí aparecen ya forman parte de mi propia experiencia personal y de los que activamente, formé parte. ¿Los recuerdas tú?...
Llegaba la despedida.
Las últimas horas en la isla las pasamos preocupándonos de si habíamos metido todo en las maletas y si estas no pesarían excesivamente para la vuelta a casa. Paradójicamente, la isla nos despedía con un día comparable al de nuestra llegada; el mal tiempo había terminado y el sol volvía a lucir en todo su esplendor, parecía una jugarreta del destino o tal vez, una dulce despedida.
Tras organizar todo, nos despedimos de nuestra compañera diaria, nuestra habitación; en la que habíamos pasado de todo: risas, nervios, emoción, charlas hasta altas horas, preparativos...etc. Aunque creo que lo que más echaríamos de menos sería el balcón, con aquellas preciosas vistas que lograban calmar cualquier tipo de malestar.
Bajamos a recepción para dejar la tarjeta y despedirnos, y hasta me dio pena dejar allí a los recepcionistas; que realizando su trabajo, conocerían a miles de personas en nuestra misma situación. Pero como siempre, el "yoísmo" de nuestras vidas nos impide ponernos en el pellejo ajeno, y magnificamos siempre los sentimientos que van dirigidos hacia nosotros.
Todo había cambiado, esta vez nos metimos en el bus apesadumbrados; las caras de júbilo de nuestra llegada se tornaban largas y cansadas. Era un día de sentimentalismo, jaja, es así, lo reconozco.
Llegamos al aeropuerto y me sentí más vital, puede ser porque no veía nada más que unas simples paredes, pero después de facturar y tras subir unas plantas...las vistas de ses salines traían los recuerdos de días anteriores y la morriña por aquella isla iba en aumento.
Despegamos y ni siquiera pude mirar por la ventana, prefería pensar en que pronto estaría en casa. Así fue, y tras parar nuevamente en Madrid seguimos rumbo cara Galicia.
Las montañas verdosas y los cañones del Sil nos recibían, nuestra madre Galicia nos esperaba en Santiago en unos 10 o 15 minutos. Aterrizamos y volvíamos a nuestra realidad, a nuestro entorno...recuperando nuestras vidas normales y alejándonos, inevitablemente, del paraíso que nos había arropado durante una semana... Mi paraíso, del que jamás podré olvidarme y prometiéndome a mí mismo que en él arraigaré. Te volveré a ver, IBIZA...
Siempre da lástima la hora de la despedida, es una mezcla de nostalgia que se nos apega al cuerpo y no nos deja ir, teníais que haber haber hecho una fiesta en barco en Ibiza, así las penas se van!! Un saludo Lucas
ResponderEliminar