Había ansiado que llegara ese día durante todas las vacaciones, pero no fuimos antes por un motivo: el Hippie Market solo abría unos días determinados de la semana. Así pues, cogimos fuerzas desayunando y nos dispusimos a realizar el viaje.
Una vez en Ibiza nos dirigimos a la estación de autobuses, ya que había líneas directas para ir al mercadillo hippie. Así lo hicimos; nos montamos en bus y medio adormilados fuimos todo el camino mirando el paisaje, colinas redondeadas y verdes nos daban el paso y grupitos de casitas blancas nos decían adiós. Comenzó a llover, otra vez, temiendo lo peor, cerré los ojos imaginando que pararía y lo cierto es que cuando llegamos a Es Canar comenzó a salir el sol tímidamente.
Había muchísima gente; es cierta la fama que tiene el mercadillo, muchísimos foráneos pero también mucha gente autóctona se daba cita en aquel paraje.
Decidimos seguir a la multitud y junto con las reseñas que tenía, efectivamente, encontramos la entrada del Hippie Market. Particularmente, se había cumplido un sueño.
Comenzaba a llover...
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