Después de la compra, comenzamos a adentrarnos en la ciudad antigua, descubriendo paso a paso los rincones urbanos,cada cual más bello. Era todo ascenso, haciendo honor a su nombre Dalt Vila o en castellano "ciudad alta", nos lo ponía difícil con aquellas altas temperaturas, no obstante, valía la pena seguir subiendo, solamente por ver las estampas tan hermosas que se abrían a nuestro paso.
Desde puntos de nuestra caminata, veíamos el
Era fascinante, a la par que agotador que en cada paso, se sucedía un hecho que nos empujaba a seguir...por un lado el mar, la vista panorámica de la ciudad, el puerto...y por otro, la Catedral , que se acercaba, erigiéndose sobre nosotros desde lo alto de las murallas que la habían protegido siglos atrás.
Parece que aún percibo los sentimientos que recorrían conmigo, aquellas callejuelas de piedra que nos guiaban hacia el corazón de Dalt Vila, hacia el punto más alto de la ciudad, la plaza de la Catedral...
No hay comentarios:
Publicar un comentario