Calor; esa sería la primera palabra con la que me quedaría a mi llegada.
Estaba claro que habíamos aterrizado en un punto de la geografía española de importante afluencia turística de sol y playa, pero aún sabiendolo, tal vez por ser gallegos acostumbrados a las lluvias, no nos imaginábamos ni por un instante que el cambio de clima pudiera ser tan brutal. Recuerdo que había despegado de Santiago de Compostela con una sudadera, hecho que ya en Ibiza me parecía una locura; las temperaturas, bastante altas para ser septiembre, animaban al sol a que brillase cada vez más, acompañando nuestro trayecto en bus guiado hacia nuestro alojamiento, el Hotel Don Toni, situado en Platja d'en Bossa.
Ver Ibiza en un mapa más grande
Nos quedamos con la boca abierta, las vistas desde nuestra octava planta eran indescriptibles; en primera linea de costa, cada mañana nos despertaba un sol que lo alegraba todo, incluso haciendo más llamativos los colores vivos de las aguas mediterráneas.
Un paisaje, que aún hoy cuando me levanto, siento muy cerca.
Después de acomodarnos, y aún con riesgo de lluvias, nos fuimos a disfrutar de la playa, y lo hicimos, pero duró poco...comenzó a llover. Lo que yo llamo, mala suerte...
Sin más, nos guiamos por planos y fuimos a disfrutar de los alrededores de Platja d'en Bossa; una zona rica en turismo y en todo tipo de establecimientos: descubrimos restaurantes de todo tipo, discotecas como Space, playas, mercadillos y hasta un pequeño parque acuático. Habíamos escogido un día señalado, había feria y pudimos ser conscientes del gran bullicio que habia en las calles y los puestos más hippies y artesanales, en fin, la esencia de Ibiza se comenzaba a insinuar.
Cuando por fin amainó, recorrimos el paseo marítimo, encontrandonos con el bar que tanto habíamos buscado, el "Bar Bora-Bora", un bar-restaurante situado al lado de la playa. Entramos, y miento si digo que paramos de bailar en algún instante; todas las personas que estabamos dentro, incluso aquellas que estaban en la playa, moviamos nuestros cuerpos al son de la música, mientras,nos sobrevolaban aviones con pasajeros que llegaban a últimas horas de la tarde.
Era un marco idílico; personas llegadas desde todas partes del mundo, bailando juntos al son de la misma música, sin ningún tipo de discrepancias, ni siquiera por el idioma, todo era perfecto...y de fondo, la playa, el mar y los últimos rayos de sol. ¿Alguien puede resistirse a eso?.
Como primer día, habíamos cumplido, estábamos "muertos" y nos fuimos de regreso al hotel... una cena generosa nos esperaba, y poco después, poníamos fin al primer día de nuestras vacaciones ibizencas.
He aquí un video grabado en Bora-Bora aquella misma tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario